Camiones con corazones, hígados, niños aún vivos y congelados en las rutas de Michoacán y Jalisco: testigos


“En Villa Victoria-Chinicuila, casi para pasar a Jalisco, en un punto de revisión detuvieron un camión con cuerpos congelados, algunos eran de niños y les faltaban algunos órganos, se presentaron soldados y se hicieron cargo, no se supo qué pasó con ellos… De un año a la fecha se ha visto cuerpos desnudos, abiertos, sin nada por dentro”, afirma un autodefensa en entrevista para este medio.

Dice que lo vivió, pero mucho antes los rumores llegaron a Tamaulipas, decían que “se estaba abriendo gente y sacándole los órganos”, primero no lo creyeron, y cuando se dijo que era una leyenda se reafirmó la incredulidad, meses más tarde se habló que en la zona de Tierra Caliente, a los migrantes mexicanos y centroamericanos los esperaban en las rutas ya conocidas y eran convencidos bajo engaños que les darían trabajo o les darían comida, “agarraban a las mujeres solas y fácilmente a los niños que viajaban sin compañía”.

En aquella comunidad comenzaron a desconfiar, sobre todo porque llegó un momento cuando algunos migrantes aseguraban que “les habían dicho” que en ciertas zonas del país les sacaban los órganos a los que querían llegar “al otro lado”, porque eran “los sin nadie”, si les pasaba algo nadie pelearía por la justicia a su muerte, serían cadáveres dispersos en alguna zona boscosa.

“Comenzamos a andarnos con cuidado, porque los únicos que podían estar metidos en eso era el narco, comuneros nos platicaron que en Michoacán era Kike Plancarte quien había iniciado el negocio con otros miembros de su familia, que a él le llamó la atención cuánto costaba un órgano y teniendo tanto migrante en el país, era desperdicio no usarlos, y como lo que le pasa a uno le pasa a otro, empezamos a cuidarnos y a peinar la zona, por si estábamos en la mira, pero no pasó nada.

Hace unos meses, cuando parecía que ya no pasaban tantos cargamentos de droga nos encontramos con un camión, que se detuvo porque los íbamos a entregar a la policía, por estas zonas y con un gran transporte solamente podía ser drogas, pudimos pararlos, pero era una cosa horrorosa, eran corazones, eran hígados, todos chiquitos daba miedo, era una carnecería humana”.

Continúa explicando que la policía se hizo cargo, pero el camión desapareció, no se supo a dónde fue y qué pasó con los órganos, lo que sí se sabe es que no pasó ni una semana cuando constataron que los que resguardaban el camión y que ellos detuvieron, fueron puestos en libertad, pidieron explicaciones a la policía pero no les hizo caso y los insultó.

Asegura que los medios de comunicación dijeron que eran “puras mentiras y leyendas, que eso ni existía, porque de decir que sí era cierto se armaría un escandalo y seguro el gobierno lo sabe pero tiene intereses en eso, dicen que cuesta miles y miles un hígado, por ejemplo, ahora un chingo, es una fortuna, nosotros lo vimos, nosotros lo entregamos a la policía, ellos saben que existen pero se han quedado callados por miedo y porque también negocian con ellos y también tienen ganancias”.

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